martes, abril 14, 2009

¡Feliz cumpleaños!

¡ Feliz cumpleaños a la II República! Salud, Libertad y República a todos y todas ustedes.

Y para que no quede en nostalgia y melancolía esta celebración, copio y pego el extracto de una conferencia de Julio Anguita que, a mi juicio, resume el verdadero sentido del pensamiento republicanista.
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[...] "Si ustedes creen que la Republica es que el Rey Juan Carlos I se vaya con su familia al exilio, que aquí elijamos a un presidente de República, cambiemos de hinmo y de bandera, si creen eso, yo aquí estoy sobrando. Porque eso no es nada. El problema de la República es mucho más grande que si el Jefe de Estado es hereditario o electo. El concepto República va mucho más allá. Voy a intentar aclararlo acercandome a él.. ¿Qué República queremos? Poorque tengo que decir que hoy la palabra República está de moda. Desde el poder se habla de la República, la historia de la II República; incluso se dice que el Rey Juan Carlos es un rey repúblicano. No sé por qué se dice, pero desde las esferas del Gobierno se ha planteado. Hoy se producen muchos debates sobre memoria historica, pero siempre se habla de la II República cuando el problema es hablar de la Tercera. Estudiemos la II Répública, hagamos un repaso historico. Pero el problema es qué construiremos para nuestros hijos. Aquí, hoy en el siglo XXI. [...]

¿Qué tipo de república? La primera caracteristica es que debe ser un república de ciudadanos y ciudadanas. Esta palabra que estoy usando y que nace en la Revolución Francesa tiene mucha carga y profundidad. ¿Qué es un ciudadano, qué es una ciudadana? Un ciudadano y una ciudadana son un sujeto de derechos y deberes consciente; es decir un hombre y una mujer que saben a lo que tiene derecho, conocen la constitución que tengan, saben como funciona su ayuntamiento, se enteraan y procuran saber para exigir sus derechos. Pero la otra cara son un ciudadano y una ciudadana que se comprometen con los demás, que participan, que saben de sus deberes, que pagan sus impuestos, que cuidan de los bancos y los jardines, que saben que cada puesto escolar para cada niño nos cuesta a todos porque lo pagamos entre todos. Una República son hombres y mujeres que exigen sus derechos, hombres y mujeres con un comportamiento totalmente distinto del actual. Son gente comprometida [...]".

Julio Anguita González

2 Comments:

Anonymous frankie said...

los ciudadanos comprometidos por si solos no pueden tirar de las tiranías disfrazadas de pseudodemocracias por si solos. yo soy de la opinión de que el cambio no es posible en la situación actual de las cosas, en las que unos pocos tienen la sartén por el mango con demasiada claridad. creo que tarde o temprano este disparate se convertirá en algo que merezca la pena para las personas que han nacido y las que están por nacer, pero me parece que antes de que eso sea una realidad aquí va a pasar algo gordo, ya que me parece la única manera de la que los pocos interesados en que las cosas sigan como están dejen de apretar las tuercas. a estas alturas, lo de menos es lo que sea posible hacer, y lo demás es lo que realmente vayamos a dejar que ocurra o a tener que soportar hasta que amaine el temporal. muchos tienen miedo a perder lo que tienen, nuestra mezquindad nos será cobrada con intereses ... o al menos eso me temo.

11:13 a. m.  
Blogger Rossimilio said...

Bueno, Frankie, deduzco de tu escrito una posición repleta de pesimismo y yo creo que los tiempos de crisis actuales no son para afrontarlos con pesimismo sino todo lo contrario.

"Crisis", desde un punto de vista etimológico es una palabra de origen griego que significa "separar", "decidir", "elección de caminos" y creo que realmente estamos en un tiempo de crisis, donde antiguos valores consolidados tras la caida del Muro de Berlín y que ya nadie se atrevía a discutir comienzan a discutirse. Aquel pensamiento único de "mercado o muerte" al estilo de Fukuyama comienza a debatirse ampliamente si no era discutido en una etapa anterior.

Aquí me ocupa el caso de Julio Anguita. Recuerdo su conferencia en una tarde calurosa de abril de 1997 en la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz donde, desde la soledad del desierto ideológico, predicaba las contradicciones del Tratado de Maastricht, la pérdida de soberanía en materia económica de los Estados, los planes de convergencias en déficit público incompatibles con cualquier política de corte social, el incumplimiento de los derechos sociales de la Constitución Española, los maquillajes contables del Gobierno para acceder a la moneda única, el crecimiento con costes medioambientales, etc. Los valores del post-capitalismo los han discutido muchos economistas, politólogos, intelectuales (pienso a grosso modo en gentes de la talla de Carlos Taibo, Saramago, Eduardo Galeano, Paco Fernández Buey, Juan Torres López, etc), lo que pasa es que nunca han tenido un altavoz mediático para que les escuchen.

Pero en los tiempos actuales de "crisis", de "cambios en el sistema" muchos han llegado a la conclusión de que el post-capitalismo de "dejar hacer, dejar pasar" necesita, como mínimo, correcciones para que pueda seguir viviendo. Y es aquí donde las gentes con una visión alternativa y transformadora de la realidad debemos arremangarnos y tomar partido en el terreno de juego y no quedarnos en el banquillo. Esto quiere decir que debemos dar testimonio de que existe "otro mundo", "otros valores", "otras formas de vivir la vida". Y debemos la ciudadanía dejarnos de llorar y de esperar a que deje de llover o venga el terremoto. Al menos ese testimonio debemos transmitirlo en nuestro trabajo, con nuestros compañeros, nuestra familia, pareja, amigos, etc. siendo bandera del trabajo bien hecho, de la solidaridad en nuestro entorno frente al individualismo imperante, de ejercer nuestras responsabilidades personales y profesionales frente al pasotismo y la falta de compromiso, de difundir nuestros valores frente al nihilismo imperante.

Según lo que escribes parece como si estuviéramos en una situación de punto muerto y no es así. Ya llevamos un camino recorrido. Asi a bote pronto, y a nivel político te puedo decir que horizontes como el de la democracia participativa del Foro de Porto Alegre, los Objetivos del Milenio de la ONU, el cumplimiento de los Acuerdos de Kioto deben rescatarse del olvido y cobrar protagonismo si queremos que la humanidad merezca la pena y que no nos convirtamos en lobos devoradores de la humanidad.

Esto a nivel político. A nivel particular pues... hasta donde queramos llegar cada uno. Pero creo no equivocarme si digo que la responsabilidad empieza en uno mismo y que todos debemos ejercer nuestras responsabilidades. Julio Anguita habló el viernes pasado de una "República de ciudadanos", con derechos y obligaciones y creo que por esta idea merece luchar.

Nada más. De todas formas creo que me ha salido un tema para hablar en un post sobre este tema.

4:35 p. m.  

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