Memorias de la Transición

Un saludo a tod@s ustedes.

Tal día como hoy, hace 30 años se celebraron las primeras elecciones democráticas en España. Elecciones en las que ganó la UCD de Adolfo Suárez y como principal partido de la oposición se presenta el PSOE. Con estas elecciones quedó atrás la etapa oscura del franquismo y España se disponía a acometer un proceso de reforma "de la ley a la ley" para caminar hacia la democracia y homologarse políticamente con el resto de países del entorno europeo.

Hoy miro atrás a aquella transición, la cual conozco por los reportajes de TV, por los libros y por los testimonios de familiares, y quiero hacer un reconocimiento a una de sus figuras la cual pude conocer en su faceta pública varios años después, cuando comenzaba a tener uso de razón. Me refiero a la figura del diputado catalán Miquel Roca i Junyent.

Miquel Roca i Junyent fue uno de los "padres" de la Constitución Española de 1978. Estuvo en la Comisión Constituyente representando al Grupo Parlamentario Catalán y fue diputado hasta el año 1995, en el que abandona el Congreso de los Diputados para dedicarse a atender a su prestigioso despacho de abogados. A mi juicio Miquel Roca era la voz del catalanismo moderado, inteligente, negociador, humanista, europeísta y con visión de Estado. Aun recuerdo algunas intervenciones suyas como Diputado, alguno de sus artículos en La Vanguardia y creo que su pase al segundo plano de la política es un lujo que no nos debíeramos permitir.

No soy imparcial y reconozco mi fascinación por la contribución de la política catalana al conjunto del Estado en el período democrático. En estos años de democracia Cataluña y el nacionalismo moderado catalán ha hecho muchísimas aportaciones al desarrollo del España como un Estado moderno, descentralizado, solidario y con un nivel de libertades democráticas que hacen que como ciudadanos podamos sentirnos orgullosos. Pienso que Miquel Roca es una figura que aunque se hable poco de él en estos momentos quiero reivindicarla en este modesto rincón. Echo de menos su capacidad para hacer aportaciones en positivo a una política española a veces tan cainista, agresiva y antipática. Aun se le puede leer en La Vanguardia y mucha de sus opiniones siguen siendo válidas y lúcidas para los momentos de tempestad y fuerte marejada en la política nacional.